Estaba una liebre
siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un
escarabajo, suplicándole que le salvara.
Le pidió el
escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la
insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.
Desde entonces,
buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía
sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada
del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro
para depositar sus futuros pequeñuelos.
Le ofreció Zeus
colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria,
hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se
levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los
huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en
la época en que salen a volar los escarabajos.
Nunca
desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda
alcanzarte.
Ostras...qué buena fábula!!!!! No la había oído en mi vida, la moraleja viene siendo "pequeñito pero matón" en otras palabras, no????
ResponderEliminarMUACS!!!!
Pues si te soy sincera... yo tampoco la había leís/oído nunca XD
ResponderEliminar¡He hecho trampas!
Es que desde que pintamos la casa, no encuentro el libro de fábulas :( así que he buscado por internet y elegí esa que me llamó bastante la atención...
Uy, si es de Internet, entonces entiendo ese leísmo de la primera frase entre otras cosas.
ResponderEliminarPues me ha gustado, solo que creo que el escarabajo eran un puto resentido que no entiende cómo funciona la cadena alimentaria. Que encima ni sería su amiga ni ná, lo que pasa es que tenía tiempo libre y se inventó una venganza ridícula.